Takaishi y la primera medalla japonesa en JJOO#SwimchileArticulo #Takaishi

Hay deportistas destinados a dejar huella. Es el caso del japonés Katsuo Takaishi, cuya inspiradora historia marcó a toda una generación de nadadores japoneses.

Crédito: Iber Libero

En los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928 el gran favorito para ganar los clásicos 100 metros libres era el norteamericano Johnny Weissmuller, quien representaría posteriormente a “Tarzán” en películas del mismo nombre. Su principal contendor era el húngaro Istvan Barany. Ambos gigantes de 1,95. Al costado, un pequeño japonés de no más de 1:70 llamado Katsuo Takaishi. Mientras todos miraban con admiración la carismática figura y sonrisa hollywoodense de Tarzán, Takaishi sorprendía con una rutina de calentamiento mostrando extrema flexibilidad.

Iniciada la carrera la diferencia de estilos era evidente. Mientras el norteamericano y el húngaro nadaban por arriba del agua con la cabeza casi mirando para adelante, el japonés con un estilo más subacuático daba la pelea. Finalmente ganó Weissmuller con récord Olímpico con 58,4 seguido de Baranyi con 59,8 y Takaishi con 1:00. Era primera medalla de un japonés en JJOO.

En los siguientes Juegos en Los Ángeles en 1932 se esperaba que los norteamericanos arrasaran. Tenían una delegación más grande que en todos los Juegos anteriores, eran locales y ya no tenían que cruzar el Océano en barco sin entrenar para llegar a Europa. No fue el caso.

El 1-2 en 100 libres lo hicieron Yazuji Miyazaki y Tatsugo Kawaishi. Tsutomu Oyokota fue bronce en 400 libres. Kusuo Kitamura y Shozo Makino se subieron a lo más alto del podio en 1.500 libres. En 100 espalda el podio completo fue japonés: Masaji Kiyokawa, Toshio Irie, Kentaro Kawatsu. Otro 1-2 para Japón en 200 pecho: Yoshiyuki Tsuruta y Reizo Koike. Oro también en la posta 4×200 con Miyazaki, Yusa, Yokoyama y Toyoda.  En resumen, 5 medallas de Oro en las 6 pruebas del programa Olímpico de 1932.

¿Qué tiene que ver Takaishi con esto? Después de volver de Amsterdam se transformó en entrenador del seleccionado japonés. Si bien pueden ser muchos los factores que podrían explicar el éxito japonés, indudablemente la técnica que Takaishi traspasó a su equipo y fue uno de los elementos importantes, que básicamente consistía en la rotación de hombros y la cabeza abajo, en contraste con el estilo Tarzan de hombros planos y cabeza alta. Rotar los hombros sobre su propio eje manteniendo una línea permite ahorrar energía, facilita la respiración y se ha demostrado que reduce la resistencia frontal, toda vez que parte del cuerpo está fuera del agua en cada rotación.

Takaishi fue el primero en darse cuenta de esto. La rotación permite a los nadadores usar los músculos de la espalda, más grandes y poderosos. Sin rotación, todo el esfuerzo se hace con brazos y hombros, los cuales rápidamente se agotan. Es por eso que los nadadores de fondo tienden a rotar más. La rotación permite alargar la brazada. En fin, puros beneficios. Takaishi fue el primero en filmar a sus nadadores bajo el agua, buscando hacer más eficiente y efectiva la trayectoria subacuática de los brazos.

El dominio japonés en la natación masculina se extendió hasta los JJOO de Berlín en 1936 con 10 medallas, varias de oro. Luego de la guerra prácticamente desaparecieron del medallero. En los últimos años han surgido figuras individuales relevantes como es el caso de Kosuke Kitajima, oro en 100 y 200 Pecho en Atenas 2004 y Pekín 2008. Destacar también a Kosuke Hagino, oro en 400 combinados en Rio 2016. En Tokyo la única medalla la consiguió Tomoru Honda en 200 Mariposa. Me parece que necesitan urgente a otro Katsuo Takaishi.

Por Ricardo Cumplido

Jueves 15 de diciembre de 2022

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